jueves, 18 de febrero de 2010

Historia de ARENA

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Para cuando se produjo el golpe militar del 15 de octubre de 1979, el sistema de partidos políticos salvadoreños se encontraba en un pronunciado declive y la institucionalidad salvadoreña se encontraba socavada por los desmanes de la Junta de Gobierno, los políticos trasnochados y el quehacer subversivo, comandado desde fuera de las fronteras por los máximos jerarcas del comunismo internacional.

La violencia y el terror contra las personas y los bienes eran parte del ambiente cotidiano en numerosas poblaciones salvadoreñas, en cuyos alrededores elementos extraños y armados deambulaban sembrando todo tipo de inquietudes.

En medio de aquel desgobierno que no sólo prenunciaba un trágico porvenir para El Salvador, se alzo una voz de esperanza, manifestada en un hombre con aguda intuición política, disciplinado por la carrera de las armas y por el conocimiento profundo de las acciones que el comunismo internacional buscaba realizar contra su Patria.

Aquel joven militar, pasado a retiro se llamaba Roberto d'Aubuisson Arrieta y llevaba en su interior la llama del nacionalismo, la que pronto comenzó a divulgar a todo aquel que quisiera oírlo por la radio o la televisión.

Y su palabra surtió efecto. Reunió en torno a sí un grupo de valientes salvadoreños quienes, en diversas ocasiones, sufrieron hostigamientos, persecución, cárcel y exilio por su entrega a la causa de la libertad.

Desde la clandestinidad o el exilio el mayor d'Aubuisson intuyo que la única manera de poder combatir los postulados y operaciones del comunismo internacional y local era mediante la organización de todas aquellas personas que compartieran sus mismos ideales de paz, progreso y libertad. Y, para lograr eso, la única vía sensata era la constitución de un partido político.

Reconstruyendo el sistema democrático

Así fue como, el 30 de septiembre de 1981, surgió a la vida política ALIANZA REPUBLICANA NACIONALISTA, ARENA, una novedosa estructura de corte nacionalista y progresista que desde sus inicios reconoce en el amor a Dios, la Patria y el Trabajo los bastiones que conforman a los pueblos libres.

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Como parte de sus principios formadores y rectores, ARENA expresa que el sistema Democrático y Representativo, que garantiza la libertad de acción y consecución de fines pacíficos del individuo, es el camino más rápido y estable para lograr el desarrollo integral de la nación.

Además, ARENA conceptualiza al individuo como la base fundamental del pueblo y a la familia como núcleo fundamental de la sociedad, en la que el respeto a la dignidad de la persona humana es la base de la libertad y la verdadera justicia.

Para ARENA el estado no es un fin en sí mismo, sino el medio para el engrandecimiento del individuo, quien, para su constante superación, debe hacer uso de su creatividad y buscar el bienestar, el logro de metas, el honor y la verdad.

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Los hombres y mujeres agrupadas en ARENA estiman como principio de la vida económica salvadoreña el derecho individual de adquisición, retención y uso de la propiedad como una proyección de esa fuente generadora de productividad que es toda personalidad humana, factor indispensable para el engrandecimiento y promoción de la dignidad nacional.



ARENA reconoce a la Fuerza Armada Salvadoreña como único brazo armado del pueblo, que merece total apoyo en el cumplimiento de sus deberes constitucionales. Además los principios doctrinarios del partido rechazan todas aquellas ideologías que propagan la lucha de clases y que sean contrarias al sistema democrático.

Basados en esos principios y desde los primeros momentos de vida partidaria, el creciente grupo de hombres y mujeres, correligionarios y simpatizantes de ARENA se cobijo bajo la bandera tricolor con la cruz al centro y canto con pasión nacionalista las vibrantes estrofas del himno partidario, donde el énfasis estaba puesto en las palabras “Patria si, comunismo no”, con la que ARENA demostraba al país y al mundo que su naturaleza política esta centrada en la identidad nacional y es expresión de un pueblo cristiano que ama la paz y rechaza cualquier sistema o ideología totalitaria.

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Esos hombres y mujeres fueron organizados dentro de las filas de ARENA por sectores (obrero, empresaria, agropecuario, campesino, juventud, femenino, profesional y últimamente se incluyo el octavo sector de nuestros compatriotas en el exterior) buscando que el proceso democrático interno se viera fortalecido y se diera la oportunidad a cada uno de nombrar sus representantes ante el Consejo Ejecutivo Nacional (COENA) máxima autoridad institucional.


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El 4 de diciembre de 1981, tras haber realizado la entrega de diez volúmenes con mas de tres mil firmas ante el Consejo Central de Elecciones, ARENA quedo legalmente inscrita como partido político. La batalla por la Libertad y el rescate de la Democracia había empezado.

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Pero, como toda batalla a favor de un ideal, la labor de ARENA estaba llena de obstáculos y peligros. Así en la noche del 17 de enero de 1982, el local del partido fue atacado por un grupo de individuos, armados con fusiles y granadas de mano, quienes hirieron a varios correligionarios que se encontraban en esos momentos en la fase final de preparación de las planillas de candidatos areneros para las elecciones del 28 de marzo de ese mismo año.



No seria la primera ni la última vez que el local partidario o alguno de los simpatizantes de ARENA sufrieran atentados criminales e irracionales, ante los cuales siempre se actuó con renovado optimismo y más trabajo partidario a favor de la paz.

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Convencidos de que a través de una fuerte participación proselitista se podía obtener una oportunidad de encontrar soluciones reales a los graves problemas del país, los hombres y mujeres de ARENA se lanzaron a una verdadera cruzada nacional, donde las balas no pudieron detenerlos ni las amenazas debilitar su voluntad.

Mas de dos décadas han transcurrido desde aquellos oscuros tiempos en los que los salvadoreños nos agrupamos en torno a ese líder indiscutible que fue Roberto d'Aubuisson, veintidós años que han hecho coincidir la historia de nuestro gran partido con la historia de nuestro país.

A partir de las tres de la tarde del 23 de marzo de 1982, ARENA cerró su campaña política con una multitudinaria concentración, realizada en las instalaciones del gimnasio nacional de San Salvador. Aunque el clima de inseguridad era palpable en las calles capitalinas, cientos de personas acudieron para proclamar su esperanza por un futuro mejor para el salvador y dar su total respaldo a los candidatos y dirigentes areneros.


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El triunfo electoral fue prometedor. Aunque no se logro la mayoría de diputados, ARENA si obtuvo que su líder y fundador, mayor Roberto d'Aubuisson fuera electo presidente de la Asamblea Legislativa, cónclave que jugo un trascendental papel histórico al discutir, aprobar y promulgar, entre 1982 y 1983, una nueva Constitución Política para El Salvador. Como Presidente de aquel congreso, Roberto d'Aubuisson no únicamente dirigió con acierto los debates generados durante el proceso de redacción de la Carta Magna, sino que instituyó una nueva forma de entender el servicio político. Como resultado de aquella intensa gestión parlamentaria, los salvadoreños recibimos, en diciembre de 1983, la Constitución que todavía rige los destinos de la nación.

A la luz de estos primeros y significativos triunfos ARENA le demostró a propios y extraños que era una fuerza nueva y aglutinadora de las expectativas y sueños de las grandes mayorías, por lo que su presencia en el Gobierno provisional, surgió del pacto de Unidad Nacional y presidido por el doctor Álvaro Magaña Borja. Fue incuestionable. ARENA se hizo cargo de los ministerios de Economía, Comercio Exterior, Agricultura y del entonces poderoso Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA), desde el cual, hasta aquella fecha, se habían gestado los desmanes y despojos del proyecto de reforma agraria.

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Al no poder combatir esta presencia con los votos o los argumentos políticos necesarios, los enemigos de la Patria recurrieron en diversas ocasiones a las armas para hacerse escuchar. Y sus blancos fueron varios diputados de ARENA, quienes ofrendaron su sangre en nombre de la defensa del sistema democrático. Pocos días antes de la instalación de la Asamblea Constituyente las balas cegaron la vida de David Joaquín Quinteros, representante por Cabañas, atentado al que surgió en alevoso ataque dinamitero contra el coronel Jorge Alberto Jarquin Sosa, que resulto gravemente herido, tras una nueva agresión contra el diputado Jesús Villacorta, otro representante del pueblo, René Barrios Amaya, fue acribillado por fuerzas irracionales a la salida de su casa en los Planes de Renderos.

Pero las balas y las bombas no hacían mas que acrecentar el sentimiento cívico en los salvadoreños que veían en ARENA su oportunidad de salir adelante. La sangre corría en las calles de diversas localidades del país, pero ella misma se convertía en abono de la más alta convicción patriótica.

Así fue como, el 30 de septiembre de 1981, surgió a la vida política ALIANZA REPUBLICANA NACIONALISTA, ARENA, una novedosa estructura de corte nacionalista y progresista que desde sus inicios reconoce en el amor a Dios, la Patria y el Trabajo los bastiones que conforman a los pueblos libres.

Como parte de sus principios formadores y rectores, ARENA expresa que el sistema Democrático y Representativo, que garantiza la libertad de acción y consecución de fines pacíficos del individuo, es el camino más rápido y estable para lograr el desarrollo integral de la nación.

Además, ARENA conceptualiza al individuo como la base fundamental del pueblo y a la familia como núcleo fundamental de la sociedad, en la que el respeto a la dignidad de la persona humana es la base de la libertad y la verdadera justicia.

Al no poder combatir esta presencia con los votos o los argumentos políticos necesarios, los enemigos de la Patria recurrieron en diversas ocasiones a las armas para hacerse escuchar. Y sus blancos fueron varios diputados de ARENA, quienes ofrendaron su sangre en nombre de la defensa del sistema democrático. Pocos días antes de la instalación de la Asamblea Constituyente las balas cegaron la vida de David Joaquín Quinteros, representante por Cabañas, atentado al que surgió en alevoso ataque dinamitero contra el coronel Jorge Alberto Jarquin Sosa, que resulto gravemente herido, tras una nueva agresión contra el diputado Jesús Villacorta, otro representante del pueblo, René Barrios Amaya, fue acribillado por fuerzas irracionales a la salida de su casa en los Planes de Renderos.

Los hombres y mujeres agrupadas en ARENA estiman como principio de la vida económica salvadoreña el derecho individual de adquisición, retención y uso de la propiedad como una proyección de esa fuente generadora de productividad que es toda personalidad humana, factor indispensable para el engrandecimiento y promoción de la dignidad nacional.

ARENA reconoce a la Fuerza Armada Salvadoreña como único brazo armado del pueblo, que merece total apoyo en el cumplimiento de sus deberes constitucionales. Además los principios doctrinarios del partido rechazan todas aquellas ideologías que propagan la lucha de clases y que sean contrarias al sistema democrático.

El domingo 18 de diciembre de 1983, la asamblea general de ARENA, reunida en la feria internacional de EL Salvador eligió al Mayor Roberto d'Aubuisson Arrieta como su candidato para las elecciones presidenciales del 25 de marzo de 1984, en las que su máximo contendiente seria el democristiano José Napoleón Duarte.

En actitud de resistencia a la presión de los grupos terroristas y a los ataques que le lanzaban sus adversarios políticos, el mayor d'Aubuisson recorrió palmo a palmo el territorio nacional, donde, sin previa convocatoria, logro reunir grandes grupos de personas. A todos los seguidores nuestro líder llevó un amplio mensaje de esperanza nacionalista, exhortándoles a utilizar el arma del voto para luchar contra la violencia y el totalitarismo.

Tras la realización de una segunda vuelta a las urnas, el resultado final negó el triunfo ARENA, no obstante las masivas muestras de popularidad que Roberto d'Aubuisson había cosechado durante la campaña. La administración democristiana desato corrupción y desgobierno. A la vez, el país vivió un incremento en la violencia bélica

. Pero ARENA no se sentó a lamentarse; por el contrario, dedico un mayor empeño al diseño de nuevas estrategias, de la mano del presidente del partido, licenciado Alfredo Cristiani Burkard, electo en 1985 en sustitución des mayor Roberto d'Aubuisson, quien paso a ocupar un lugar permanente como presidente honorario.

Para la siguiente campaña electoral de alcaldes y diputados, desarrollada a fines de 1987 e inicios de 1988 la frase “cambiemos para mejorar” y el estribillo “juntos podemos. Juntos lo haremos” había causado un impacto positivo en él animo salvadoreño, cansado ya de los despojos y decisiones arbitraria a que los había sometido la guerrilla y el descontrol democristiano.

La historia del futuro

El resultado obtenido por ARENA en las urnas fue rotundo y aplastante: la mayoría de gobiernos locales-incluido el de la ciudad de San Salvador- y de cúrales en la asamblea legislativa. De esta manera, Alianza Republicana Nacionalista se constituyo en la primera fuerza política del país, poseedora de los niveles más altos de expectativa ciudadana y credibilidad social

Ese mismo año se dio inicio al plan “Doce Meses”, enfocado a apoyar al licenciado Alfredo Cristiani en su marcha hacia la candidatura arenera para la Presidencia de la República. Con pulgares en alto y con frases como “vamos, pueblo, vamos al cambio” ARENA presento al carismático líder y joven diputado Cristiani como la persona mas indicada para guiar los destinos del país. Apoyado con su presencia y discursos por el mayor d'Aubuisson el licenciado Cristiani obtuvo una enorme victoria en las elecciones de marzo de 1989.

Bajo la presidencia partidaria del doctor Armando Calderón Sol ARENA desarrollo en 1990 el plan “victoria” para las elecciones de alcaldes y diputados de 1991, cuando el propio doctor Calderón Sol fue reelecto como alcalde capitalino, se ganaron 177 alcaldías mas y se obtuvieron 39 escaños en el Poder Legislativo.

Luego del trascendental acto de finalización del conflicto armado, el presidente Cristiani se lanzo a los primeros trabajos de reconstrucción nacional, los que serian consolidados por su sucesor en el solio presidencial, el doctor Armando Calderón Sol, quien fue proclamado candidato arenero el Luego del trascendental acto de finalización del conflicto armado, el presidente Cristiani se lanzo a los primeros trabajos de reconstrucción nacional, los que serian consolidados por su sucesor en el solio presidencial, el doctor Armando Calderón Sol, quien fue proclamado candidato arenero el 28 de marzo de 1993 en una multitudinaria concentración efectuada en el Gimnasio Nacional de San Salvador.

Durante el gobierno de reconstrucción nacional ARENA se fija nuevas metas para consolidar su trabajo político y de servicio al pueblo salvadoreño, producto de lo cual gana 28 cúrales en la asamblea legislativa y 160 alcaldías en las elecciones de marzo de 1997.

Para 1998 si embargo, era necearlo que la primera fuerza política del país le propusiera a los salvadoreños un presidente para los nuevos tiempos, uno capaz de asumir el reto de abrirle paso a la nación hacia los primeros años del nuevo milenio, comprometiendo la esencia de nuestra nacionalidad y otorgándonos una imagen positiva a nivel nacional.

Y esa responsabilidad recayó en un joven político, el licenciado Francisco Guillermo Flores, quien rápidamente agrupo a las fuerzas nacionalistas bajo la frase “salvadoreño es mi nombre y trabajador en mi apellido” para lanzarse luego a recorrer el país entero, con la finalidad de escuchar a las personas más humildes, convencido de que un plan de trabajo nacional no puede ser escrito desde cómodas oficinas, sino desde el contacto mismo con la gente que vota y elige a sus servidores públicos.

En este nuevo siglo Alianza Republicana Nacionalista renueva su disposición de seguir trabajando por los salvadoreños, consolidando las estrategias que permitan al partido crear el mejor presente y proyectarse hacia el futuro, siempre.

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